El huracán María provocó en Puerto Rico una devastación sin precedentes. El aspecto más trágico del fenómeno fue sin duda la pérdida de vidas. Aunque nunca se sabrá con certeza el saldo total, se estima que fueron cerca de tres mil muertos.
Una de las causas de esta desgarradora tragedia fue el manejo inadecuado por parte de los gobiernos nacional y federal. Un manejo tan deficiente que muy bien podría considerarse deliberadamente negligente y hasta criminal.
Mucho crédito se le ha dado a los medios internacionales que mantuvieron la presión sobre el gobierno para que contaran los muertos. Y lo merecen. Pero el crédito principal le corresponde a los periodistas puertorriqueños quienes desenmascararon esta tragedia aún cuando ellos eran parte de la misma.
En días recientes el reportaje “Los muertos del Huracán María” recibió el prestigioso premio Philip Meyer Award para el Periodismo de Precisión que otorga la organización Investigative Reporters and Editors (IRE) a reportajes que utilizan métodos empíricos de las ciencias sociales. ¡Muy bien merecido!
También dentro de la tragedia se puede sentir orgullo por los nuestros. Porque los puertorriqueños no esperamos que nos lo den todo o que hagan todo por nosotros, como equivocadamente piensan algunos. Los puertorriqueños, con nuestras virtudes y defectos, somos capaces de valernos por nosotros mismos.
¡BRAVO por el periodismo puertorriqueño¡