De acuerdo a una reciente decisión del Tribunal de Apelaciones de Boston, los miembros de la Junta de Supervisión Fiscal de Puerto Rico ejercen sus funciones de manera inconstitucional. Sin embargo, la decisión establece que las acciones y decisiones tomadas por el ente fiscal desde su creación y hasta el momento en que se nombren nuevos miembros son y serán válidas. Solamente el enjendro colonial puertorriqueño es capaz de producir tales contradicciones. Añádanle otra a las penas de la colonia más antigua del mundo.
Hacer comentarios sobre el problema colonial de Puerto Rico es “llover sobre mojado”. Aún así tengo uno, porque está decisión produce un escenario bien alarmante. Lo que me alarma no es tanto la reafirmación de la subyugación colonial. La mayor tragedia es que si la decisión se convierte en final y firme, le correspondería a Donald Trump nombrar la nueva Junta.
Dice el profesor Carmelo Delgado Cintrón en su libro Imperialismo Jurídico Norteamericano en Puerto Rico:
La irrupción de los estadounidenses en Puerto Rico el 25 de julio de 1898– y el respaldo que grandes porciones de la población le otorgó a la invasión, – facilitó la iniciación de un régimen, planificado y dirigido por las autoridades de Washington de imposiciones de un imperialismo crudo, enérgico y autocrático, penetrante, persecutorio, y racial [énfasis añadido], y el doble colonialismo. Esa política pública del imperialismo crudo y directo duró cincuenta años, de 1898 hasta 1948.
Si bien alguien podría debatir la fecha en la que comenzó a “mermar” la crudeza del imperialismo estadounidense en Puerto Rico, es evidente el resurgir de esa dureza (y crueldad) que caracteriza la relación colonial entre Puerto Rico y Estados Unidos. La decisión del Tribunal Supremo de EU en Puerto Rico vs. Sánchez Valle, la imposición de la Junta de Supervisión Fiscal y la deplorable respuesta de la administración Trump a la crisis humanitaria tras el huracán María son vivos ejemplos de esa nueva dureza y crueldad.
¿Cuál será la política pública del presidente? Esperar del POTUS #45 compasión y magnanimidad hacia Puerto Rico será como pedirle peras al olmo.