Esta mañana escuché a través de la radio en Puerto Rico las reacciones del presidente de la Asociación de Agricultores, Héctor Cordero y la Secretaria de Agricultura, Dra. Myrna Comas ante el anuncio de que el gobierno chantajista amenaza con recortar $77 millones a la agricultura en Puerto Rico.
Las palabras son conmovedoras y elocuentes cuando su sonido se transforma en imagen. Me pareció que las reacciones de estos dos trabajadores son el mejor retrato del Puerto Rico de hoy. El primero, un jíbaro labrador de la tierra –como mi padre–, manifestó una indignación legítima ante el atropello, la decadencia y el abandono que sufren nuestros agricultores y la agricultura en general. La segunda, una académica reconocida, expresó una frustración genuina que comenzó con un llamado a la sensatez administrativa y culminó con un llanto público, en mi opinión, muy sincero.
Conozco de primera mano el estado de la agricultura en Puerto Rico pues a eso se dedicaron mi padre y mis abuelos. Y sé que es sólo el amor por la tierra lo que permite que un pequeño número de agricultores y empresarios aún luchen por mantener viva esta industria. Hoy soy capaz de entender lo que sienten los trabajadores de la tierra y el pueblo en general.
Indignado, atropellado, abandonado, frustrado y ahogado en llanto; así está hoy nuestro pueblo. ¡Qué triste!