DIME CON QUIEN MARCHAS Y TE DIRE QUIEN ERES
La marcha del talibán criollo en pro de la teocracia puertorriqueña fue todo un éxito. Archirivales de diversas denominaciones “religiosas” olvidaron brevemente sus diferencias para unir fuerzas en contra de su nuevo enemigo: la perspectiva de género.
Humberto Eco en su erudito ensayo Inventando al enemigo nos dice: “Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad sino para proveernos un obstáculo contra el cual medir nuestro sistema de valores; y en la búsqueda de su destrucción (la del enemigo) descubrir lo que valemos. Así que cuando no hay enemigo, tenemos que inventar uno.”
El problema es que no existe un “nuevo” enemigo; esta es la misma guerra decadente que los fundamentalistas declararon en contra de los derechos civiles y humanos de un sector particular de nuestra sociedad. Es una guerra que usa el odio como arma y la religión como pretexto. Pero se olvidan que, como bien señalara en días recientes nuestra ilustre escritora Ana Lydia Vega, “en la guerra, como en la paz, las mujeres siempre llevan las de perder.” Y con ellas también pierde nuestra niñez.
En los pasados veinte años en Puerto Rico se han asesinado más de 500 mujeres como resultado de la violencia de género. En ese mismo periodo se documentaron más de doscientas mil agresiones por género, de las cuales a penas 38 mil llegaron a los tribunales. Existe además en el país un serio problema de maltrato de menores como resultado de esa violencia que se vive a diario. Para el 2010 el Departamento de la Familia tenía 15 mil familias intervenidas por maltrato de menores y 36 mil menores activos en protección social. Por otra parte, en el 2006 ocurrieron en la Isla 18 mil casos de agresiones sexuales. Estos son solo unos ejemplos.
¿Y con esas estadísticas todavía tienes el descaro de declarar, A MIS HIJOS LOS EDUCO YO? Pues ya es hora de que alguien nos ayude a educarlos porque como sociedad el trabajo que estamos haciendo es una soberana mierda (y me incluyo en la sociedad por si alguien se ofende).
Mientras en Puerto Rico se sigan juntando la “machocracia” con la teocracia, la violencia de género, la homofobia, la misoginia, el racismo, los prejuicios y el discrimen seguirán dominando. Pero nuestro pueblo es indomable y capaz de lograr un cambio. Y el cambio se logrará por medio de la educación.
Como dijo el maestro Luis Rafael Sánchez, o educamos o perecemos:
“La violencia en el seno del hogar también engorda la nómina de la atrocidad y la salvajada. Una violencia epidémica, que contagia el edificio total de la sociedad, desde los moradores disfuncionales del sótano hasta los moradores disfuncionales del “penthouse”. Una violencia que se la suele describir, pesimistamente, como de callejón sin salida. Pero, si el callejón no tiene salida, hay que buscársela a como dé lugar y sin postergar la voluntad de encontrarla. A dicha búsqueda y encuentro sólo conducen los senderos liberadores de la educación. Que consiste en preparar la inteligencia y el carácter para la difícil y problemática vida en sociedad. O educamos o perecemos.”
[Foto del artículo: Josian Bruno Gómez – Noticel]